O cáncer o Alzheimer. Qué panorama de elección. Si nos dan a escoger entre estas dos opciones, lo primero que nos vendría a la cabeza es el pensamiento de que el que nos da a elegir no nos quiere muy bien. Qué pasa, ¿si sufro una, descarto el sufrir la otra?
Un estudiopublicado por la revista Neurologynos cuenta, tras haber estudiado la evolución de más de 200.000 personas mayores de 60 años durante un período de 5 años, que ambos términos podrían ser antagónicos, es decir, si se cumple uno, debería ser difícil que se cumpliera el otro.
Como veis, es sólo un estudio…en la vida real, cada caso de Alzheimeres un mundo real y que se cumple siempre, es decir, no hay ensayos, lo que es, y lo que ocurre, se cumple siempre al 100%, no hay estudio que valga.
Hace una semana, conocí el caso de una persona que cuidó a su marido enfermo de Alzheimer, hasta el final de sus días, final, que, casualmente no fue provocado por el Alzheimer sino por el cáncer. Esta persona me ha dado consentimiento expreso para publicar aquí su historia, escrita en primera persona, para que todos podamos conocerla y reflexionar sobre la expresión que de título a este post : ”Llueve sobre mojado” :
“Mi marido fue diagnosticado de Alzheimera los 70 años de edad. La enfermedad dio la cara de forma temprana, y el deterioro cognitivo avanzó de forma más agresiva y rápida de lo esperado. Lo que mi marido realizaba con discreta autonomía hoy, a la semana siguiente, ya no era capaz de realizarlo solo. Así transcurrieron nuestros días con el Alzheimer durante aproximadamente un año. Un indicio altamente concluyente en un análisis rutinario, con el absoluto silencio y ausencia de más síntomas, dio la voz de alarma, que bastó para iniciar una batería de pruebas que arrojó a la luz un proceso canceroso avanzado irreversible y que amenazaba de forma inminente la salud de mi marido. Con todo esto, y debido a lo avanzado de la enfermedad, el único tratamiento posible aplicable fueron los cuidados paliativos que nos acompañaron hasta el final de esta historia.”
Cuando llega a nuestra vida el Alzheimer, el azote de la enfermedad nos parece un duro golpe que se asimila de la mejor forma posible. A veces no existe forma de asimilarlo y no se realiza este proceso, enquistándose la situación en la mente de los cercanos, la imposibilidad de asimilarlo en muchas ocasiones, nos da una idea de lo duro que es. Pero cuando, inmersos en asimilar esta tremenda situación, asoma la patita otra enfermedad que se solapa, grave e irreversible, como en este caso, debido a lo avanzado de su estadio, entonces, más que nunca, cobra sentido el “llover sobre mojado”.
¿Conocéis algún caso de personas que hayan tenido Alzheimer, y éste se haya solapado con una enfermedad grave que comprometía la vida a corto plazo del paciente? ¿Autorizaríais un duro tratamiento para curar el cáncer u otra enfermedad grave en una persona enferma de Alzheimer si existiera buen pronóstico?
Podéis dejar vuestros comentarios opinando sobre este tema, y darle al Me Gusta si os ha parecido interesante el post.
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4 Comentarios
Querida Merche, opino que al decidir por alguien querido si no tiene sus voluntadas anticipadas hay que pensar lo que querria el y no en nosotros. En el caso de mi madre siempre ha dejado claro su voluntad de seguir viviendo al precio que fuera, asi que se autorizarían todos los ttos. salvo que expresara sufrimiento o cansancio.
Hola Raquel! muchas gracias por dejar tu opinión; claro! yo también opino lo mismo, hay que decidir en función de lo que pienses que el enfermo querría; en el post en ningún caso se dice lo contrario, sólo se plantea y se formula la disyuntiva sobre qué hacer en ese caso concreto.
Un abrazo y mil gracias por pasarte por aquí!
Ah no, pero yo me refería a que mi madre lo ha dejado claro en un sentido y nos ha facilitado la decisión, en mi caso al contrario desearía una eutanasia rápida y civilizada que no prolongue mi agonía !Que tomen nota mis seres queridos! Aunque me temo que con las leyes actuales…Y Ojalá Merche que esto cambie y veamos un futuro más compasivo con el sufrimiento de las personas con Alzheimer y sus familiares, propiciando un final más fácil.
Pues sí Raquel, ojalá que podamos ver más compasión en el futuro, poco a poco las leyes, junto con la modificación de algún aspecto de nuestro carácter colectivo van cambiando.
Y desde luego, el final, sea o no con Alzheimer, que sea fácil siempre.
Un abrazo!