El después (parte 1)
No sabía cómo titular este post así que creo que “el después” es uno de los títulos que mejor resume lo que voy a tratar en él.
La enfermedad de Alzheimer no contempla la palabra superviviente ni tampoco desgraciadamente y de momento, la palabra cura así que mucho menos tiene entre su diccionario la palabra después.
Parece no haber después para un cuidador principal de un enfermo de Alzheimer como tampoco hay después para el propio enfermo. Nos olvidamos de que el enfermo se va pero el cuidador se queda y quedarse, en este caso, significa a menudo pasar una época aún peor porque tiene que afrontar el duelo y tratar de recuperar la vida que tenía antes.
Me explico, tras el duelo, el cuidador debe replantear su vida y hacerse cargo de muchos de los aspectos que había dejado de lado: trabajo, tiempo libre, amigos, aficiones…etc. La sociedad ha seguido en marcha, a su velocidad, y el cuidador paró su vida para encargarse de la de otra persona así que ponerse a la par, es un trabajo que le resultará duro y a veces desesparanzador.
Muchos cuidadores (casi siempre son mujeres en un mayoritario porcentaje) se quejan de no tener oportunidad para reincorporarse al trabajo ya que han tenido un parón laboral que les dificulta su reenganche. Han dejado su vida a un lado para cuidar, no han tenido tiempo ni tan siquiera para plantearse su vuelta al trabajo, y ahora las posibles vacantes de empleo que existen les piden experiencia y conocimientos actualizados, la sociedad siempre tan comprensiva, te has pasado 3,5,10 años cuidando 24 horas de una persona y ahora te exigen experiencia reciente en un trabajo similar al que optas y también que te hayas reciclado como profesional. La verdad es que la situación no puede ser mas injusta.
Luego está el tiempo que sobra…si, ese que antes faltaba y con el que ahora el ex cuidador no sabe qué hacer. Ese tiempo, llamado tiempo libre, es el que hay que tratar de “llenar” con las actividades que se realizaban antes.El cuidador que se enfrenta al “después” vive la devolución de su tiempo libre como una extraña rareza a caballo entre la satisfacción de poder hacer cosas que le gustan y que antes no podía hacer y la culpa porque piensa que hace mal queriendo divertirse cuando debería estar triste por la pérdida que ha vivido.
Os voy a poner ejemplos de lo que vive el ex-cuidador en la fase del “después“, cuando se ha convertido en un ex-cuidador y así podréis decirme cuántos de vosotros habéis vivido estas situaciones :
Imagino que a los que sois ex cuidadores esto os suena, y que tendréis seguramente muchas mas situaciones de este tipo para contar…
En siguientes post y siguiendo con la dinámica de orientación en la fase del después, vamos a tratar aspectos tales como :
Tenéis libertad para proponer más temas que os interesen dentro de los post dedicados a los ex cuidadores y a la fase del después, así que si se os ocurren ideas que queráis que incluya en estos post o temas a tratar, ya sabéis que podéis dejarme aquí o en la pagina de Facebook vuestras sugerencias.
1 Comentario
Yo conozco a una ex cuidadora que contaba con la ayuda de sus familiares y también externa, y su madre con demencia no era ni la cuarta parte de conflictiva que mi padre (jamás oí gritar a la pobre señora, no hacía ningún ruido, era como si no estuviera). Aun así la hija se pasaba el día chillándole, amenazando con matarla, insultándola, etc. En una ocasión hasta la agredió y uno de sus familiares tuvo que interponerse para que la soltara. Ahora que dejó atrás todo eso… se dedica a ponerme a mí a parir entre los vecinos cuando grito al sentir que la situación me desborda, o cuando oye gritar a mi padre como un poseso (tiene crisis repentinas de gritos que yo no sé cómo detener). Es como si quisiera que los demás olvidaran su pasado de cuidadora gritona, que sin duda la avergüenza, desviando su atención hacia mí y que piensen que soy aún peor. Parece increíble que un ex cuidador haga eso, ¿verdad? Se supone que después de pasar por esta espantosa experiencia deberían ser más comprensivos hacia otros cuidadores. Pero no parece que no todos aprenden de lo vivido. Yo no sé si cuando lo mío pase olvidaré también lo que significa ser cuidador y me volveré mezquino como ella. Espero que no, porque no haber aprendido nada de todo esto sería horrible y no habría servido de nada. Pero tengo la sensación de que el caso de esta mujer no es aislado, y no quisiera que me pasara a mí.