SUSPENSIÓN DEL TRATAMIENTO ¿FIN DEL CAMINO?

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SUSPENSIÓN DEL TRATAMIENTO ¿FIN DEL CAMINO?

 

Suspensión del tratamiento, ¿fin del camino?

De todas las cuestiones que conlleva la enfermedad de Alzheimer, hay una que resulta especialmente cruel para sus cuidadores/familiares y es el momento de la suspensión del tratamiento.

La enfermedad de Alzheimer es cruel hasta el final pero hay un momento especialmente duro para los cuidadores, (porque el enfermo en esa fase no es consciente), y es la llegada de la suspensión del tratamiento.

El tratamiento de una enfermedad incurable nunca se puede llamar curativo, porque no es su función. Es paliativo, en todo caso.  Los objetivos del tratamiento de la enfermedad de Alzheimer son, en primer lugar,  la mejora de la calidad de vida del paciente y del cuidador y el retraso del deterioro cognitivo del enfermo, entre los factores principales. A día de hoy y para nuestra desgracia, no hay cura de la enfermedad, así que el tratamiento que se les prescribe a los enfermos sólo actúa sobre los síntomas, haciéndolos menos agudos, pero en ningún caso revierte los daños ya creados por la enfermedad.

¿Cuándo se retira el tratamiento a un enfermo de Alzheimer? ¿debe revisarse? ¿Cuales son las razones principales de la retirada?

Antes de nada aclarar que el médico deberá revisar y evaluar el tratamiento que tiene el enfermo pautado cada 6 meses sino existen acontecimientos que “obliguen” a acudir antes a consulta (el empeoramiento suele ser motivo de consulta anticipada)

Una vez que el médico revisa el estado del enfermo, y consensuando siempre la decisión con el cuidador/a o la familia, el médico siempre va a tener en cuenta en la fase en la que se encuentra el enfermo y la eficacia del tratamiento que se le ha prescrito para tomar la decisión de suspender la medicación.

Las razones principales de la retirada del tratamiento prescrito para paliar/aminorar los síntomas de la enfermedad de Alzheimer son :

  • que el enfermo presente un deterioro clínico y /o funcional de la suficiente importancia como para que, a juicio del médico, ya no esté justificado el tratamiento puesto que no cumple ya su función
  • que existan reacciones adversas que justifiquen la interrupción o retirada del tratamiento
  • que el enfermo tenga otra patología incompatible con el tratamiento para la enfermedad de Alzheimer o que esté tomando fármacos contraindicados
  • que el paciente, en plenas capacidades, antes de que la enfermedad avance, decida no estar bajo tratamiento

De todos los puntos descritos anteriormente es fácil suponer que la decisión de suspender el tratamiento debido al deterioro del enfermo es la más dura de las decisiones ya que para el cuidador o familiar significa, simbólicamente, que la enfermedad “ha ganado” la partida.

Llegado este momento es importante que, como cuidadores, os dejéis aconsejar. Existe un concepto llamado “esfuerzo terapéutico” que se refiere a las medidas, tanto farmacológicas como no farmacológicas que están al servicio de un paciente. Este esfuerzo terapéutico, llegada la fase avanzada de la enfermedad de Alzheimer, debe, a mi juicio, focalizarse en tratar las complicaciones que van a surgir, tales como, dificultad para tragar, úlceras por presión, inmovilidad, desnutrición o deshidratación, entre otras.

Si vuestro familiar ha llegado a la fase avanzada de la enfermedad y tenéis dudas acerca del manejo de estos u otros aspectos, podéis escribirme, dejarme un mensaje aquí en la web o en la página de Facebook y os responderé encantada.

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