William Utermohlen (1933 – 2007), pintor, con una trayectoria pictórica amplia, pero no del todo conocida, fue sabedor de que tenía Alzheimer en el año 1995.Desde que conoce la noticia, decide realizar una serie de autorretratos que dejan patente, como si de un camino sin retorno hacia la destrucción se tratase, del avance de la enfermedad, y de cómo ésta va mermando su capacidad de verse, de reconocerse y por tanto de SER.
Como se puede observar en su último autorretrato, el deterioro de la cognición del pintor hacia su persona, se ve mermado a medida que los años avanzan, junto con la enfermedad de Alzheimer. Del primer retrato, donde el pintor tiene plena capacidad y conciencia de sus gestos, facciones y semblante, llegamos al último autorretrato donde las facciones se han ido desdibujando y sólo queda un esbozo de cara partida en dos mitades por una línea que quiere bosquejar una nariz incompleta en un rostro carente de ojos, sin expresión y desdibujado en una maraña de líneas negras y sombras.
Estos autorretratos dictados por la enfermedad, nos sirven de espejo para saber cómo actúa ésta en la percepción que el cerebro posee de las cosas cuando el mal de Alzheimer avanza en cada una de sus fases.
Estas pinturas son fiel reflejo de lo que la enfermedad hace con lo que rodea a la persona que la sufre, pues igual que las facciones de los retratos y su percepción por el pintor se desdibuja con el paso del tiempo, también se desdibujan las palabras, los afectos, las personas y demás conocimientos almacenados en el cerebro, creando así las dificultades propias de este mal, igual que el pintor muestra dichas dificultades para poder dibujar su propio rostro.
William Utermohlen falleció el año 2007 a causa de las complicaciones derivadas de su enfermedad.