Me compré hace unos años un traje. No es que sea a medida ni mucho menos, a decir verdad, el traje digo que me lo compré pero me “tocó en suerte”, sin preguntarme si lo necesitaba o lo quería, así que me lo tuve que quedar. Tiene agujeros, no es que sea malo, ni mucho menos, es de buena calidad porque está hecho con mucho amor, pero se le han ido haciendo algunos agujeros del uso. Lo uso todos los días 24 horas, no me lo quito, lo bueno de esto es que esté donde esté lo llevo puesto. A veces es verdad que no combina con lo que llevo, pero bueno, es lo que hay. Al tema, que me enrollo, os decía que tiene agujeros, que se le han ido haciendo con el tiempo de tanto usarlo. Tiene un agujero al que yo llamo inseguridad que me recuerda que hay cuidadores que lo hacen todo mejor que yo, otro al que yo llamo miedo que es el que me dice en voz baja que lo estoy haciendo muy mal y que la persona a la que cuido no está bien atendida. Tiene un remiendo, de otro agujero que le salió, que se llama incertidumbre y que cada vez que lo veo pienso que no sé lo que vendrá luego porque con esta enfermedad nunca se sabe. Este es mi traje de cuidador, como veis es un traje que yo no he elegido llevar y que por ahora no puedo y no quiero quitarme. Muchas personas llevan un traje de cuidador las 24 horas del día, esto no les libra de seguir haciendo otras tareas, ni de ser quienes son, cuidan y a la vez intentan mantener la vida que tenían antes de cuidar a un enfermo de Alzheimer. El traje de cuidador normalmente siempre tiene agujeros, el miedo, la inseguridad, la incertidumbre o la tristeza son desperfectos que le salen al traje porque el cuidador se autoexige demasiado. Por eso es importante que cuando veamos que nuestro traje de cuidador se va estropeando lo llevemos a reparar a una persona experta, o pidamos ayuda. Si tu también tienes un traje de cuidador con agujeros déjame un comentario o entra en la página de Facebook y dale al Me gusta. |